Friday, April 06, 2012


Lo que hay que decir.
04/04/2012, 12:03
Günter Grass, advierte en el "Süddeutsche Zeitung" de una guerra contra Irán. En su poema titulado “Lo qué hay que decir", el Nobel de Literatura alemán esgrime razones para pedir que Israel no debe obtener más submarinos alemanes. Ofrezco una pobre traducción al español de tan importante documento, para contribuir a extender y apoyar su petición.
¿Por qué me mantuve en silencio tanto tiempo?
Lo que es obvio y en la práctica
Se simuló no serlo, al final, como sobrevivientes
Será cuando más una nota al pie del texto.

Se alega que en un ataque sorpresa,
Bien organizado y dirigido,
Se podrían eliminar a los opresores
Que mantienen subyugado al pueblo de Irán.
Y de quienes se sospecha
Que construyen una bomba.

Pero ¿Por qué, me pregunto,
Ese otro país que no llamo por su nombre,
Posee una creciente capacidad nuclear
Totalmente fuera de control
Y que nadie vigila?

El encubrimiento general sobre este hecho
Y al que mi silencio se había sometido
Lo siento ahora como una pesada mentira,
Castigada por  fuerza,
Cuando es ignorada,
Con el familiar veredicto: “Antisemita”.

Pero ahora,  porque en mi país
Del mismo crimen  fuimos culpados
Y juzgados una y otra vez,
¿Debemos entregar más submarinos a Israel
Como restitución,
Aunque esta acción sea vista
Como una operación comercial?

La especialidad de los submarinos
Es portar devastadoras cabezas nucleares,
Que podrían dirigirse al país
En donde la existencia
De una única bomba es todavía incierta,
Aunque se esgrima al miedo
Como evidencia válida.

Digo lo que debe decirse
¿Por qué he guardado silencio hasta ahora?
Como lo expresé, mi pasado,
Que nunca ha estado sujeto a juicio,
Prohibe que hable con la verdad factual.
Igual la tierra de Israel, a la que estoy obligado,
Y así quiero seguir, así lo espero.
Entonces, ¿por qué lo hago ahora,
Y lo he pensado y trasladado en tinta?

¿Es porque Israel, armado nuclearmente, está en riesgo?
¿O porque lo está la frágil paz mundial?

Lo hago porque mañana sería demasiado tarde.
Y también porque nosotros – como alemanes ya bastante culpados –
Seríamos, como proveedores, convictos de un crimen predecible
Del cual nuestra complicidad no tendría
Ninguna de las habituales excusas.

Y sí, no mantengo más la mentira,
Porque es la hipocresía de Occidente
De la que estoy ya cansado.

Es de esperar también
Que muchos abandonen el silencio
Y la causa del peligro aparente,
Y renuncien a la violencia,
Y clamen e insistan que se ejerza
Control permanente e irrestricto
Del potencial nuclear israelí,
Y de las instalaciones nucleares iraníes,
Mediante un cuerpo internacional
Aprobado por los gobiernos de ambos países.

Únicamente entonces, los Israelís y los Palestinos
Y la gente que vive y trabaja en esa región,
Ocupada por la mentira
Mantenida por enemigos próximos,
Podrá vivir en paz
Y ultimadamente ayudarnos también a hacerlo.